Un antes, un después y un presente obligado a mantenerse
activo
Tras la inauguración de su Casino el 18 de octubre de 1974, Corral
de Bustos supo ser una de las pocas localidades con este privilegio en Argentina.
Sus calles en las noches acogían una gran cantidad de público que por
decantación consumía y aportaba a la economía del pueblo. En 2001, con la
concreción de la Ley de Juegos en la Provincia de Santa Fe y las sucesivas
construcciones de casinos en dicha provincia comenzó a sentir el impacto lógico
e irreversible de perder un significativo público visitante pasivo.
Corría el año 1974 cuando por fin se inauguró oficialmente el
Casino de Corral de Bustos. Un proyecto del Gobierno Provincial que impulsó al Senador
Gasparini y uno de los integrantes de la comisión del Club Atlético Social
Corralense, el Dr. Omar Odarda a luchar para ganarle la puja de tenerlo a la
ciudad de Bell Ville. Con el ingeniero Néstor Esnaola en el cargo de intendente
se había cumplido un objetivo pensado para lograr un fuerte crecimiento; que
tras convertirse en un lugar de atracción derivaría más ingresos y fuentes de
trabajo para un pueblo que no llegaba a los 10.000 habitantes.
Las consecuencias no tardaron en llegar. Los resultados
positivos para el pueblo fueron inmediatos. Bares, pubs, boliches, estaciones
de servicio y otros comercios eran beneficiarios de una gran afluencia de gente
que llegaba desde diferentes provincias como Santa Fe, Buenos Aires y la misma
provincia de Córdoba. “Era un competencia sana entre los comercios para ver
quien se quedaba con más gente. Se invirtió mucho en remodelaciones de locales
para buscar mejor confort, alguno se animaba a un poco más y traía
espectáculos. El mismo Casino invertía mucho en eso”, contó el periodista local
Néstor Pasquini. Aunque desde hace mucho tiempo Corral de Bustos era
considerado un epicentro de actividad artística en la zona ya que siempre se
ocupó de organizar eventos e incluso antes de la llegada del Casino tenía sus carnavales,
la suma concurrente de visitantes jugadores por esta actividad le sirvió para
ganarse el nombramiento de “ciudad” antes de pasar la barrera de habitantes que
se suele tener para ser considerado en esa condición.
Fueron décadas de aprovechamiento colectivo y quizás
“inconsciente” que le daba a alguno de sus habitantes la posibilidad de
reinvertir. “Eran entre 1800 y 2000 personas que venían de afuera cada fin de
semana”, detalló el periodista. La ciudad de Rosario, ubicada a 180 km, y localidades
aledañas como Villa Constitución, Casilda, Firmat y San Lorenzo eran otra
fuente importante de público que se acercaba a Corral de Bustos atraídos pura y
exclusivamente por los juegos tradicionales de azar, ruleta y cartas, clásicos
de las primeras etapas.
Pero, en primer lugar, con la instalación del Casino
Victoria en la ciudad de Entre Ríos y luego, tras varias décadas de idas y
vuelta, con la Ley de Casinos en la Provincia de Santa Fe que terminaron de “llevarse”
a los jugadores que elevaban notoriamente el promedio de personas la ciudad,
especialmente con las construcciones de Casinos de la misma Rosario y Melincué,
post 2005. “Son lugares escogidos estratégicamente -puntualizó Pasquini-
cuentan con accesibilidad a varias provincias”.
El actual intendente de Corral de Bustos, Roberto Pacheco,
analizó el tema: “El impacto ha sido muy fuerte. Hace 30 años cuando se
inauguró no había casinos en la región, salvo en Carlos Paz. Claramente teníamos
asistencias que dejaron de venir. Con los asentamientos en Victoria, Rosario y
Melincué, que además cuentan con un despliegue importante, cada vez se hizo más
difícil para nosotros. En realidad, cuando empezó en la provincia de Bs. As, el
famoso casino flotante ya había un grupo de gente que no vino más”.
No obstante todos estos obstáculos irrevocables el casino
se ha podido mantener y sigue funcionando todos los días. Además de la menor
cantidad de público, lo que más se puede apreciar es el cambio de contexto en
lo que respecta a la modalidad de juego. Las mujeres abarcan el mayor
porcentaje de público y los jugadores están abocados a los juegos electrónicos,
no tanto a la ruleta tradicional. Por otro lado, el horario de mayor
concurrencia es por la tarde, aunque en los fines de semana, y especialmente el
sábado por la noche, suele estar lleno. “Nosotros más allá de esta realidad
estamos conformes porque sigue siendo una atracción y trae gente de la región. Además de allí
trabajan 150 familias que dependen del casino y no podemos relajarnos. En ese
sentido el casino nuevo significó una gran avance, porque si además de la
competencia tendríamos la dificultad de estar en un lugar antiguo, poco
moderno, poco accesible sería peor -afirmó el intendente- la tendencia es que
la gente vaya al lugar que tiene más cerca, pero este es un hermoso lugar,
edificio, con espectáculos. Hay que conformarse y trabajar sobre lo que
tenemos”, cerró.
“La llegada del City Center (2010), prácticamente coincidió
cuando se movió el casino de lugar en 2009. Mermó mucho el tema de las
apuestas. Bajo en cuanto la recaudación que el casino le genera a la municipalidad. Hoy se encuentra en la
9na posición de los casinos provinciales, cuando llego a estar tercero, afirmó
el jefe de prensa municipal, Claudio Abraham. Incluso la inclusión de
traga-moneda en localidades cercanas como en General Roca y Cruz Alta también
aportaron a la reducción de público en Corral de Bustos. Empezaron a traer espectáculos
para entusiasmar, pero evidentemente hay un flujo de gente irrecuperable, que
simplemente por cuestiones de distancia ya tiene otras alternativas y
directamente no viene más.
El histórico escritor local, Enrique Torres afirmó que “a la
gente común de la ciudad, en general, no le cambió tanto la vida”. Hubo casos
concretos de gente que se fundió por ser jugadores compulsivos, pero son pocos
los que han sufrido un gran impacto. Siempre hubo alternativas y nunca fue una
ciudad casino-dependiente”. Reconociendo las lógicas pérdidas y recordando la
noche: “En su momento los boliches locales abrían al mismo tiempo. Hoy hay
acuerdo de alternaciones para abrir por períodos”.
“Para todos fue fuertísimo. Se hizo notar. Se ha podido
mantener trayendo cosas nuevas y a veces perdiendo plata. A todos nos pegó, al
negocio de día que nos vende y al de la noche por haber menos gente y se sufre
bastante. El casino cuando estaba en el Club Corralense bajaban cuatro y subían
cuatro. El comedor estaba siempre lleno. Realmente, era un barbaridad”, expresó
Antonio Vignolo, comerciante en el club cuando se ubicaba allí y dueño del
actual bar del Casino, buen conocedor de la noche corralense.
Otro aspecto que jugó en contra de Corral de Bustos en
varios aspectos fue el corte, producto de las inundaciones, de la ruta 12 que
por casi dos años mantuvo en incomunicación directa a la zona de Arias,
Cavanagh y Guatimozín. “Desde que se reabrió a finales de mayo han vuelto y se
ve más gente los fines de semana, por ese lado un repuntó un poco el
movimiento”, afirmó Abraham.
Está claro que la incursión de casinos en la Provincia de
Santa Fe afectó y definitivamente cerró un ciclo. Al reducirse el público, hay
menos ventas. Es una ecuación simple. La provincia de Córdoba tenía ingresos de
tres provincias y el municipio de Corral de Bustos, al haber más dinero,
producto de las recaudaciones y buenas ventas, recibía impuestos al día y
avanzaba gracias a los aportes de los contribuyentes públicos y privados. Lo
que permitía que haya más presupuesto local.
“Aunque Corral de Bustos sigue siendo seductora en la zona
por sus comidas y bares que funcionan, pero evidentemente no en la medida de
antes, el movimiento es totalmente diferente. Todo es más lento, fue un golpe
importante, que seguramente se irá reciclando y adaptando a esta realidad”,
evaluó Pasquini.
Era mucha gente de verdad. El ayer y el presente son dos
realidades opuestas y aunque Corral de Bustos sigue funcionando como centro
regional, contrastan mucho.